domingo, 24 de febrero de 2013

El Futuro del Blues II



Hablar del futuro del blues implica revisar su historia. El blues -otro tanto se puede decir del jazz- ha estado desde sus orígenes en constante movimiento, en una evolución no siempre lineal y con tangentes más que interesantes. Desde el blues del Delta, pasando por sus variantes de New Orleans, su etapa eléctrica de Chicago, hasta su particular versión texana, este género no ha cesado de innovar en los más diversos aspectos. Los cambios han sido tantos que quizás no podamos pensar al blues como un género homogéneo y monolítico. Lo que une sin embargo a expresiones tan diferentes es una cierta cadencia, un sentimiento preciso y la búsqueda de una particular forma de expresión. De allí que llamemos blues tanto a las precarias guitarras del sur  de Estados Unidos a principios del siglo XX como las sofisticadas big bands de los setenta.
Y, ¿el futuro del blues? Difícil es saberlo con precisión. Podemos, sin embargo, imaginar escenarios bastante plausibles. En su recorrido histórico el blues ha tenido encuentros interesantes con otros géneros: con el jazz, con el gospel, con el rhythm & blues y, sobre todo, con el rock 'n' roll. Esta última tendencia no ha hecho sino crecer en los últimos tiempos. Muchísimas son las bandas que cultivan el rock que reconocen la influencia que en ellas ha tenido el blues (que podamos notar esa influencia es otra discusión). Por otro lado, esta relación es tan estrecha que hoy es casi impensable encontrar un músico de blues que no transite al mismo tiempo los caminos del rock (¿Es Joe Bonamassa un guitarrista de blues o de rock?). No puedo imaginar el futuro del blues disociado del rock, tal vez en el futuro esta relación no haga sino estrecharse hasta convertirse en un mismo y único género. Un ejemplo de una fusión perfecta entre blues y rock es el trabajo de la más que atendible banda estadounidense The Black Keys. Con un sonido fuerte que nada tiene que envidiarle al grunge en su época de mayor esplendor y con letras que parecen querer recuperar la mística de los grandes letristas del blues, esta banda se abre camino en un terreno no tan explorado. En su discografía el blues está siempre presente, pero reinterpretado con un sonido en clave contemporánea. No glorifican al blues dejándolo intacto, lo toman y lo convierten en otra cosa, en algo nuevo. No me extrañará cuando, en el futuro, escuche a algún músico de blues-rock diciendo que “The Big Come Up” (el disco debut de The Black Keys) lo decidió a interesarse por este género ya centenario.

N.A.

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