Hablar del futuro del blues
implica revisar su historia. El blues -otro tanto se puede decir del jazz- ha
estado desde sus orígenes en constante movimiento, en una evolución no siempre
lineal y con tangentes más que interesantes. Desde el blues del Delta, pasando
por sus variantes de New Orleans, su etapa eléctrica de Chicago, hasta su
particular versión texana, este género no ha cesado de innovar en los más
diversos aspectos. Los cambios han sido tantos que quizás no podamos pensar al blues
como un género homogéneo y monolítico. Lo que une sin embargo a expresiones tan
diferentes es una cierta cadencia, un sentimiento preciso y la búsqueda de una
particular forma de expresión. De allí que llamemos blues tanto a las precarias
guitarras del sur de Estados Unidos a
principios del siglo XX como las sofisticadas big bands de los setenta.
Y, ¿el futuro del blues? Difícil
es saberlo con precisión. Podemos, sin embargo, imaginar escenarios bastante
plausibles. En su recorrido histórico el blues ha tenido encuentros
interesantes con otros géneros: con el jazz, con el gospel, con el rhythm &
blues y, sobre todo, con el rock 'n' roll. Esta última tendencia no ha hecho
sino crecer en los últimos tiempos. Muchísimas son las bandas que cultivan el
rock que reconocen la influencia que en ellas ha tenido el blues (que podamos
notar esa influencia es otra discusión). Por otro lado, esta relación es tan
estrecha que hoy es casi impensable encontrar un músico de blues que no
transite al mismo tiempo los caminos del rock (¿Es Joe Bonamassa un guitarrista
de blues o de rock?). No puedo imaginar el futuro del blues disociado del rock,
tal vez en el futuro esta relación no haga sino estrecharse hasta convertirse
en un mismo y único género. Un ejemplo de una fusión perfecta entre blues y
rock es el trabajo de la más que atendible banda estadounidense The Black Keys.
Con un sonido fuerte que nada tiene que envidiarle al grunge en su época de
mayor esplendor y con letras que parecen querer recuperar la mística de los
grandes letristas del blues, esta banda se abre camino en un terreno no tan
explorado. En su discografía el blues está siempre presente, pero
reinterpretado con un sonido en clave contemporánea. No glorifican al blues
dejándolo intacto, lo toman y lo convierten en otra cosa, en algo nuevo. No me
extrañará cuando, en el futuro, escuche a algún músico de blues-rock diciendo
que “The Big Come Up” (el disco debut de The Black Keys) lo decidió a
interesarse por este género ya centenario.
N.A.